sábado, 7 de octubre de 2017

I.

Quizás hay que ser viento para llevárselo todo,
ser silencio para hacer mucho ruido.
Quizás hay que mirar hacia abajo para apuntar más alto,
morir un poco para sentirse más vivo.

¿Y si probamos a ser nosotros los que volemos y no el tiempo?
Ser nosotros los que hagamos que pasen cosas y no el destino.
Probar a buscar el rincón perdido de todas las ilusiones.
Perder el norte por cualquier esperanza.
Encontrar la huella de lo que nunca pasó
y ganar un poco por cada derrota.

Quizás ser más idiota es lo más inteligente
volverse loco lo más razonable
y ser incorrecto lo más acertado.

Quizás no vale con que valga la pena
sino más bien con que valga una sonrisa.
Quizás no cueste mucho
aunque la cuesta sea larga.
Quizás no pese
pese a que ocupe toda tu vida.
Quizás,
y solo quizás
exista algo más eterno que el recuerdo.

II.

Hay momentos de besos lentos
y momentos de besos rápidos.
Este era un momento de besos lentos.
De ojos que se miran cerrados.
De manos, que lentas,
buscan un futuro suave.
De uñas pausivas
deslizando surcos de ganas por la espalda.
De salivas fronterizas
buscando exilio en otra boca,
en otros sueños,
aunque me atrevería a decir
que al menos por ese momento
volamos un mismo sueño,
un futuro
-que no sabíamos si largo,
pero al menos breve-
juntos.