Es divertido volver por tu calle que fue la mía,
que fue mi infancia,
que fue la nuestra,
aunque no recordamos si nos recordamos en ella.
Compartimos la misma plaza,
compartimos el mismo cielo,
y ya entrada la vida
compartimos el mismo vuelo.
Ahora paso cada día en mi rutina por tu calle,
por tu balcón del sol,
por tus sueños,
por tus deseos que no recuerdan ni mi nombre,
por tu piel morena batallando a los inviernos,
por tus ojos verdes que recuerdan al azul del cielo,
por tu pelo rubio que le enseña a ondear al viento.
Ahora pienso si algún día volverá a ser...
un día de esos.
Un día de esos dónde no importaba el tiempo,
dónde no había destino ni camino a seguir
más que el de perdernos para encontrarnos
en el punto más profundo de los besos
que acariciaban con sueños,
que nos llenaban las manos
de ilusiones,
de recuerdos para soñar con futuros,
de futuros para volver al pasado.
Un día de esos contigo,
un día de esos que se me escapan con el sonido de una alarma
que me lleva de nuevo a la rutina
que cada día tropieza por tu calle que fue la mía
que fue mi infancia,
que fue la nuestra,
aunque no recordamos si nos recordamos en ella.