Te escribo en la piel
con la firma de mis labios.
Me abanicas la cara
con el movimiento de tus párpados.
Guardo tus palabras
en la mochila de alegrías,
esa que ahora está llena
y poco antes estuvo vacía.
Viajamos por los valles de sonrisas,
visitando la belleza
de tu piel junto a la mía.
Una pena que en esta historia
predomine la ironía,
y que esa chica aún no figure
en la historia de mi vida.
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