En el fondo tú también lo sabes,
que somos enanos
a hombros de gigantes,
sabes que no hay paz
para mi calendario,
que somos peces
de algún mismo acuario,
que dueles tanto
que no hago inventario...
Y escucha mi latir,
mi forma de gritar,
desquito ya la lengua y hago trampas al azar.
Recuerda como ayer
bebimos sin parar,
¿perdimos?, mala suerte,
volvamos a jugar.
Y no tengo canciones,
tampoco poesías,
todo lo que quedaba murió en la travesía.
Y no quiero palabras
que exijan primaveras,
no quiero más suicidas
viajando sin maleta,
no quiero sucedáneos
de algún amor en vena.
Viajemos con el viento,
borremos cantapenas,
bailemos en la arena
sin miedo a la marea.
Encerrados, navegantes,
transeúntes, caminantes,
pasajeros, del vuelo a ninguna parte...
Y yo hablaba, de canciones,
de cristal en poesía.
Y tú hablabas, de futuro,
de contratos por caricias.
Y al final, como todo lo demás,
fue un partir para quedarse,
y con quedar, partirse.
Un esfuerzo en recordar
la memoria del olvido.
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