lunes, 19 de agosto de 2013

PESI-OPTI-MISTAS

Vamos a ser pesimistas.
Vamos a decir que todo tiempo pasado fue mejor.
Que todo lo que queda es peor que lo anterior.
Que nos hacemos viejos.
Jodidamente viejos.

Y así, para hacer alarde del más puro pesimismo
vamos a decir que te vas adentrando en la edad de no retorno.
Esa edad en la que entraron tus padres y tu les vacilabas de que ya estaban viejetes.
Pues bien, has llegado a esa edad.
Y no solo eso, sino que tus rodillas están un poco sordas, como tú, y no escuchan bien las señales de tu cerebro.
En otras palabras, ya no puedes andar diez putos minutos sin tener que sentarte a descansar un rato.

Por si fuera poco, los hijos, que prometiste no tener nunca,
con una mujer de esas, con las que dijiste que nunca te casarías
porque tú eras un espíritu libre y no tenías paradero fijo
ni un futuro más lejano que los próximos diez minutos,
están en esa desgraciada edad adolescente
en la que les da por no hacer ni caso a lo que les dices
y por malgastar ese dinero en el que te dejas la espalda
currando nueve horas diarias
en ese trabajo de mierda que prometiste nunca tendrías.
Pero lo siento, porque necesitas ese trabajo para pagar esa hipoteca en la que nunca te meterías porque, repito, tu casa era el mundo.

Pero esto no se queda aquí,
porque puestos a ser pesimistas vamos a decir que la muerte ronda tu vida,
que te visita todos los días a ver si caes de una puta vez por su garganta.
Y tú, hasta los huevos de todo,
observas esa opción como una posibilidad muy a tener en cuenta.
Y es que todo pasado fue mejor.

Pero lo siento, no soy pesimista.
Y si el pesimismo dice que todo pasado fue mejor
y que todo lo que queda es peor que lo anterior,
espero que se anoten un gol en contra,
pues aplicando la lógica que tanto les gusta,
si todo pasado fue mejor,
significa que este presente que estás viviendo ahora
es mejor que el futuro que te espera.
Así que aprovéchalo como si te fuera la vida en ello.

No esperes a dar un beso de buenas noches cuando lo puedes ahora porque sí,
porque te apetece y punto.
No esperes a que llegue el viernes,
porque citando tu codiciado pesimismo: todo pasado fue mejor,
y hoy será un pasado cuando llegue el viernes.
No esperes ni un segundo,
porque antes de que te des cuenta
será pasado irretornable.

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