jueves, 27 de junio de 2013

DE MIEDOS SE VIVE

Tener miedo no es malo,
no sabría explicarte que incluso es bueno,
y que sólo los más valientes saben tener miedo de verdad.

Me he cagado en los pantalones más de una vez sin discreción,
he meado sábanas siendo ya adulto,
he gritado en pesadillas,
he temblado hasta dislocarme las rodillas,
he sufrido sustos y disgustos,
como todos.
Solo que yo no los oculto.

He aferrado el cuerpo de otra persona por no saber lo que iba a pasar,
aunque a veces también lo aferré porque sabía lo que iba a pasar,
pero esas veces no era por miedo,
o tal vez sí.
Miedo a la soledad.

Existen muchos tipos de miedo,
incluso lo que a algunos les provoca miedo
a otros les provoca alegría,
y vuelan payasos tragicómicos
por películas de miedo
y por circos de sonrisas.

Supongo que a gustos colores
y a miedos personas
o a personas miedos,
porque no queda muy claro quién busca a quién,
quién debería temer a quién,
en caso de que hubiera que temer a alguien.

Yo he tenido muchos miedos.
Miedos popularizados,
miedos absurdos
e incluso miedos al propio miedo.

Ellos no dudaban en enfrentarse entre sí para ver cuál de ellos me daba más miedo,
y en el fondo el único miedo que tenía en realidad era el miedo a estar solo.
Pero no era un miedo realmente,
sino un rechazo.
Entonces se podría decir que tenía miedo al rechazo.
Pero no era miedo al rechazo exactamente sino tristeza,
tristeza porque ella no me miraba,
entonces yo sabía que no le gustaba,
entonces pensaba que estaría solo,
que me iba a pasar el resto de mi vida mirando un pasado que nunca pasó
y buscando fotos de un recuerdo inexistente
de una relación amorosa que nunca tuvo lugar.

Mi miedo infantil se había tornado en un desamor adolescente.

Un año más tarde ella me miró.
Charlamos, sonreímos, enloquecimos y nos enamoramos.
Ella me explicó que antes no me miraba porque tenía miedo a no gustarme,
por tanto que tenía miedo al rechazo.
Pero que no era un miedo al rechazo exactamente sino tristeza,
tristeza porque pensaba que ella a mí no me gustaba,
entonces ella pensaba que estaría sola
que se iba a pasar el resto de su vida mirando un pasado que nunca pasó
y buscando fotos de un recuerdo inexistente
de una relación amorosa que nunca tuvo lugar.

Menos mal que superamos nuestros miedos.
Supongo que el miedo es para los valientes.
Que de miedos se vive,
y los miedos retos son.

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