La pregunta no es de dónde viene el hombre,
ni cómo se formó el universo,
ni si existe Dios
ni si las estrellas son en realidad promesas estrelladas.
La pregunta no es preguntarse el por qué de la existencia
ni el por qué de los amores
ni cuándo se inventaron los besos con lengua
cuándo la primera hoguera,
cuándo los primeros acordes.
La pregunta no consiste en desconfiar de las verdades,
ni en buscar culpables externos a nuestros propios errores
ni en abrir las ventanas para que se escapen las dudas que nos descomponen.
La pregunta no exige respuesta,
solo pide que reflexiones.
La pregunta ni siquiera es qué quieres hacer mañana.
La pregunta es qué quieres hacer ahora.
La pregunta es qué quieres hacer tú.
Qué quieres hacer ahora.
Ahora,
¿qué quieres hacer?
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