Quebrantando las leyes
que dictaste pa´ tu cuerpo,
perdimos la cabeza
en un gozo pasajero.
Y arden las promesas
en un charco de veneno,
me fume la droga
que guardabas en tus besos.
Y esto es la adicción
del reitero de defectos.
Fue una perdición
desgastarnos con despecho.
Triste rendición
con querencia a tu trinchera,
que desde un jergón
se nos borran las fronteras.
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