Vivo en una isla pequeña
llamada planeta Tierra,
repletita de gente
y yo solito bajo una palmera.
La gente corre,
yo camino despacio.
La gente grita,
yo sueño descalzo.
Mundo loco,
sin planes ni planetas.
Tiempo estricto,
de minutos y miserias.
Blanco y negro,
para un rojo corazón,
sin sonrisas
que me alegren
la tristeza de este sol.
Vivo en una isla pequeña
llamada planeta Tierra,
repletita de gente
y yo solito con canciones sin fronteras.
Sueño vivo
para abrir todas las puertas,
salid corriendo
de esa rutina de mierda.
Viento fresco
pa´esnifarme hasta las nubes
que me borran la alameda,
laberintos sin migajas que me encuentren
un lugar entre las flores
de tu festival de cumbres,
rocosas, cual quejido de tabaco,
de alveolos rechinando
por las noches que no estás
para abrime los bronquiolos
y mirarme sin reojo
con la luz de los sudores
con la ofrenda de estupores
en los vuelos sin caida
a tu humilde corazón,
con rastrojos, rios secos
sin tu piel y su abedul,
con tus manos sin vergüenza
que se agarran a las mias
y me dicen sin aliento
que esta vida me la prestan
para dormir siempre a su vera
y escuchar su brisa fresca.
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